Laurinda
I
En estos días por verdad humedecidos
por fin saldrás de tu cuerpo seducido,
ya no brotará de tus ojos escondidos
la tristeza punzante de tus lágrimas amargas,
ya no correrá el amor fluido
con la sangre roja de tus infinitas venas,
callarás para siempre el irritante sonido
de tus angustiosas penas.
II
Te nos fuiste mojada
hacia otro mundo,
borraste para siempre
el sonido grave
de tu llanto agudo.
Es que tu vida terminó
en el último extremo
de este embudo:
te creó el amor
con su pasión callada
y su erotismo mudo,
te mató el amor
con su ambición frustrada
y su realismo crudo.
III
En estos días
(erotismo mudo)
la vida muerta
tiene olor a humedad.
En la tierra fértil
de la tumba que te espera
posarás tu cuerpo,
enlodarás tu cara,
callarás para siempre,
dormirás enfangada.
Mojada te fuiste
porque mojada naciste;
de la humedad viniste
a la humedad volverás.
La sangre caliente
del amor en tus venas
no fluye,
no mana,
no late,
se extraña.
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