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miércoles, 27 de enero de 2010

ONOMÁSTICO

Hoy, martes, la mañana irrumpió
como casi todos estos días:
brumosa, ahumada, casi sin sol.
También la ciudad amaneció
con su acostumbrada monotonía.
Todo parece igual.
No hay nada que borre el hastío,
ni que otorgue placer a estas mañanas
derruidas por aburrimiento rutinario.

Los mismos miedos de ayer,
pero con menos certezas.
Los únicos asombros
que restan a mi angustia,
surgen victoriosos
de un abismo de ternura
pernoctan y deambulan
bajo un pesado manto
de amor y de esperanza,
aturden y presionan
desde un pequeño bulto
de vida renacida:

Es mi hija,
infante-camarada
de sexo femenino,
intrusa-entrometida
inaugurada en el cariño,
huésped invitada
albergada en mi destino.

Hoy, mi nueva ciudadana
festeja un onomástico:
nació hace pocos días;
ahora está cumpliendo
sus propias horas de viva
y, en su mentalidad lactante,
su edad alcanzó la mayoría.

Yo,
vinculado ya
a la edad adulta,
me incorporo plenamente
a su infantil cordura
y festejo sus horas y sus días
sin esperar los transcursos celebrados
en esta era de soledad y hastío.

Niña cachetona
de augurios y esperanzas,
con el pretexto fácil
de tu cumpledías,
me pongo a recordarte,
me gusta imaginarte...
quisiera yo contarte
el cuento de tu vida.

3 comentarios:

  1. ijole prof que decirle que no sepa ya, en verdad es esquicito leer tan bello sentimiento.
    ¡¡¡admirable!!!

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  2. Cuauh.
    ¿Cánto timepo ha pasado desde que escribiste esas líneas? Unos buenos años. Una de las mejores cosas de poderte leer, siempre ha sido que tus palabras tienen vigencia y, por lo menos para mí, pueden ser el relfejo de mis propios sentimientos. ¡Qué dicha el festejar el cumpledías de Gaby de esa manera, con esa emoción! Yo, por lo pronto, quedo contagiado de ese afecto paternal que todavía no llega y dichoso por la dicha que no es ajena, sino compartida, desde que te podemos leer.

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